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lunes, 26 de septiembre de 2016

Portada 14 - 26 Septiembre

Verticalidad anti Conte


     Tan solo 45 minutos le bastaron al Arsenal para decantar el partido ante sus vecinos de Londres. Aunque lo cierto es que el Chelsea no fue capaz de inquietar la portería de Cech hasta el minuto 83, cuando llegó el primer remate a puerta blue. Lo que evidencia que el buen hacer, sobre todo de su pareja de centrales Koscielny - Mustafi, se mantuvo constante durante todo el partido. Ambos volvieron loco a Diego Costa que se mostró impotente para generar peligro en área contraria. El Arsenal arrancó con muchas dudas en esta Premier con una derrota inicial ante el Liverpool de Klopp en un partido loco y que dejó una mala imagen del equipo gunner, seguido de un empate ante el vigente campeón, el Leicester de Ranieri. Sin embargo los de Wenger llevan desde entonces una racha de cuatro partidos ganados de forma consecutiva. Y es que el Arsenal, por juego y resultados, vuelven a ilusionar a muchos aficionados en cuanto a las opciones del equipo de cara al campeonato. Algo que se convierte ya en un habitual temporada tras temporada, ilusión inicial, buen juego que achacan las críticas a Wenger, y un final de año que termina devolviendo a la realidad a los aficionados gunner, un equipo eliminado en octavos/cuartos de Champions y sin opciones en Premier League que vuelven a alimentar las críticas sobre el técnico alsaciano.

> Como bien analiza Miguel Quintana en su artículo de

 Ecos del balón 'Ese partido del Arsenal'. <
http://www.ecosdelbalon.com/2016/09/goleada-arsenal-ante-chelsea-gran-partido-iwobi/


        El Arsenal salió al césped del Emirates con el planteamiento habitual, con Coquelin y Cazorla en el mediocampo, Walcott e Iwobi en los extremos y Alexis ocupando otra vez el puesto de nueve, algo que hasta ahora le ha dado buen resultado a Arsène. Los del norte de Londres practicaron el fútbol combinativo habitual, con un Bellerín muy activo en ataque, aprovechando los espacios que se generaban en el flanco izquierdo del Chelsea por los movimientos hacia dentro de los hombres de banda, Walcott e Iwobi, que fueron un enlace fundamental en la creación del Arsenal entre los hombres de mediocampo y la delantera. La presión alta propició muchos errores en una defensa imprecisa blue, patente en el error de Cahill que permitió abrir el marcador, y permitió a los gunners jugar a la contra y con verticalidad, algo que con la velocidad y criterio con el balón de sus hombres más adelantados, permitió muchas opciones de superioridad ante un Chelsea que se vio desbordado. Bellerín, Iwobi, Özil y Alexis estuvieron superlativos y consiguieron decidir el partido en apenas la primera parte. 

       Ya en la segunda el Chelsea se soltó un poco más, con cambio de esquema incluido, y es que Conte decidió apostar por un 3-4-3 con dos carrileros y tres centrales para poder cerrar todos los espacios que los movimientos de los cuatro de arriba gunners generaban, sacando del campo a un Cesc Fábregas que se había ganado su primera titularidad tras ser decisivo en varios encuentros previos en los minutos finales y aprovechando muy bien su oportunidad entre semana con un doblete ante el Leicester en la EFL Cup. Esto cimentó el trabajo defensivo de un Chelsea con poca garra y agresividad, exceptuando a Kanté, pero siguió siendo incapaz de intimidar a la defensa gunner.

      Probablemente haya sido el mejor partido del Arsenal en lo que va de temporada y uno de los más cómodos que se recuerdan en un derbi londinense contra los blues, pero esto no supone que la tónica vaya a ser siempre ésta. Las expectativas con este equipo deben mantenerse constantes y con los pies en la tierra, si esto no es así, podríamos llevarnos la enésima decepción. Mejor no contar con nada y esperar que nos puedan sorprender al fin. Difícil, sobre todo con el estado de forma del City de Guardiola.

Portada 13 - 25 Septiembre

domingo, 18 de septiembre de 2016

Algo pasa en Manchester



       El United pasa ocho días verdaderamente improductivos. Desde 2002 Mourinho no perdía tres partidos seguidos cuando entrenaba al Oporto, dos de ellos frente al Real Madrid. Han pasado 14 años desde aquello. Sobra decir que todo ha cambiado mucho, y el fútbol no iba a ser menos. Pero en apenas una semana, tras perder el derby de Machester frente al City de Pep, el equipo parece que está pagando muy caros sus errores defensivos, propiciados más por un sistema que apoyado en hombres desacertados que en errores puntuales o estados de forma. El planteamiento del portugués en Vicarage Road fue un 4-3-3 que ya lleva empleando desde el segundo tiempo del derby de Manchester a esta parte, coincidiendo con la pésima racha en la que están involucrados, a su vez con la ausencia de Mata en el terreno de juego, como curiosidad.

        El gran déficit del conjunto red devil es en defensa, aunque la producción ofensiva también se encuentra bastante limitada, lo cierto es que hasta ahora los aciertos en forma de individualidades de sus hombres de más talento y definición permitió a los de Mou comenzar la Premier con buen ritmo, pero con un fútbol que dejaba muchas sombras tras de sí. Solo era cuestión de tiempo que los resultados se volviesen en su contra, aunque todos vemos sobradamente capacitado al portugués para encontrar los errores y subsanarlos antes de que fuera tarde. Sin embargo tras estos resultados hay muchas lupas puestas sobre el juego del United, y no es para menos. El fichaje más caro de la historia entre sus filas este mismo verano, un entrenador consagrado e idolatrado como encargado de devolver a la gloria a un histórico club que tiene una plantilla como para pelear la Premier League o, al menos, mejorar las actuaciones de los últimos años.

       Muchos análisis se centran sobre Fellaini. El belga ocupa la posición de pivote en el sistema de 4-3-3 de Mourinho, una posición que no favorece mucho a sus cualidades, ya que no es un consumado recuperador de balones. Sin embargo su papel fundamental está siendo el de incrustarse entre los centrales para controlar el juego aéreo y debilitar el juego directo de los rivales, algo a lo que el United obliga dada su alta presión por los cinco hombres más adelantados. Esto es lo que genera uno de los grandes problemas de este Manchester, el enorme espacio que se genera entre la línea de presión (Rooney, Pogba, Martial, Rashford e Ibra en el día de hoy) y la línea defensiva con Fellaini como eje central. Esto provoca graves problemas en salida de balón, dada la escasa cobertura y cercanía de los interiores al pivote y también a la hora de defender las segundas jugadas rivales, ya que cualquier balón que se quede a unos metros de la frontal del área propia caerá en pies de atacantes contrarios prácticamente en todas las ocasioes, como ocurrió hoy especialmente con Pereyra y Capoue. Si el United sigue aplicando esta fórmula de juego, debe corregir el espacio entre estas líneas, así como de dotar de mayor fluidez en el movimiento de balón, que se atasca bastante cuando llegan a tres cuartos, solo con Rashford como hombre atrevido que mantiene constante el ritmo de juego y lo eleva a su antojo. El United posee buenos hombres definidos para ese puesto, como son Carrick o Schneiderlin, Ander Herrera incluido, pero no están entrando en los planes del portugués. Rooney bastante desacertado también en el juego como interior, al igual que en la temporada pasada o en la Eurocopa con Inglaterra, hacen que nos dé qué pensar sobre lo que le estará rondando por la cabeza a Mourinho. Hombres para manejar la pelota tiene, pero si éste no es su plan, debe ir corrigiendo los automatismos que están llevando a su equipo a sumar tres derrotas consecutivas y de estar ya a 6 puntos en 5 partidos de los Citizens.

jueves, 15 de septiembre de 2016

Un portero no solo juega con las manos



          Lo raro tras una goleada de esta magnitud es hablar del portero que salió ganador. Y lo cierto es que sus apariciones y su trabajo fueron escasos durante la noche del martes. Apenas dos tiros a puerta de un débil Celtic. Sin embargo sobre Ter Stegen planean muchas dudas por parte de aficionados y periodistas por su estilo de juego como guardameta. Es joven, se sabe que promete y que características tiene para ser uno de los grandes porteros en el panorama europeo en los próximos años. Sin embargo esa escuela alemana de portero-jugador al más puro estilo Neuer, establecido como estandarte de esta rama moderna de porteros, siembra muchas dudas por las nuevas características del guardameta de hoy. Muchos entrenadores siempre fueron reticentes a ceder el balón jugado al portero por los riesgos que ello conlleva; sucumbir a la presión rival, fallar en un control, un rebote al despejar que acaba dentro.. por eso lo típico que se solía enseñar a un defensa en este aspecto era: "si le vas a pasar el balón al portero, apunta siempre hacia fuera de la portería", obligando al arquero a situarse siempre, por costumbre o decreto, a unos metros de sus palos para recibir el balón.  Aunque pifias y goles para ver unas cuantas veces tenemos en Youtube de este estilo. Por el contrario con Ter Stegen la cosa prácticamente es al revés y desde que Luis Enrique lo ha puesto en el once titular este año en la Liga Santander lo hemos podido ver. En San Mamés sus estadísticas fueron de otra especie, de récord. 51 pases buenos de 62 intentados. Pero visto en perspectiva asombra mucho más: el alemán dio más pases que todos los jugadores del Athletic y que los hombres encargados de organizar el juego ofensivo del Barcelona, Messi, Rakitic, Denis o Arda. A pesar de todo, esto genera muchas dudas entre algunos ya que no todos los pases son perfectos, todos erran, pero en el caso de un portero las consecuencias pueden ser devastadoras. Y en un caso así pudo ser. El alemán erró un pase que fue directo a las botas de Beñat que a punto estuvo de poner el 1-0 en el marcador y el partido cuesta arriba a los blaugranas, aunque el arquero pudo sacar el balón. Al margen del récord, esto es lo que genera más comentario entre los espectadores, ya que aún no estamos acostumbrados a ese tipo de portero.

         Como además Ter Stegen tiene 24 años y aún el público general no le ha podido ver una temporada completa, excepto los consumidores habituales de Bundesliga, también se tienen muchas dudas sobre su nivel actual, ya que con cartel de portero prometedor ya aterrizó en Barcelona, pero con mucho por demostrar. Esta será la temporada de su confirmación tras la marcha de Claudio Bravo al Manchester City de Guardiola. Ya recuperado de su lesión y su exhibición con los pies en San Mamés, llegó el partido de Champions frente al Celtic, el cual se presumía bastante cómodo y donde el portero tendría poco protagonismo, finalmente fue así, pero en el minuto 24 con el 1-0 en el marcador para los culés Ter Stegen se volvió protagonista. Cometió un penalti claro a favor de los escoceses, lo que hizo revolotear por el Camp Nou todas esas dudas sobre su nivel y su rendimiento. Sin embargo se mostró portentoso bajo los palos, presionando al delantero Dembélé y aguantando más que el joven francés para acabar sacando una buena parada y evitando un incómodo empate que pondría muchos ojos sobre él. El fútbol da muchas vueltas y en apenas un minuto Ter Stegen pasó de villano con toda la sombra de dudas que arrastra en un hombre en el que confiar con la misma confianza que él afronta un penalti en Champions League. No sólo es bueno con los pies, excelente, es buen portero y ahora lo demostrará. Las dudas irán desapareciendo, pero su juego no va a cambiar. Seguirá infartando a más de un culé algún que otro fin de semana cuando tenga el balón en los pies, es normal, pero su tranquilidad y solvencia es un extra que muchos porteros que también juegan por abajo no controlan de tal manera. Sus paradas y sus pases serán para disfrutarlos en lugar de dudar sobre ellos.

domingo, 11 de septiembre de 2016

El Sporting necesita oxígeno




          El Sporting se ha conseguido una sufrida victoria, como suele ser habitual, esta mañana en El Molinón ante un recién ascendido Leganés. Que el conjunto rojiblanco sufra para sumar los tres puntos es algo a lo que están acostumbrados los aficionados asturianos, sin embargo, vista la primera parte de los gijoneses, todo hacía presagiar que el encuentro podría ir por otros derroteros. En el primer tiempo el Sporting se mostró muy fluido y cómodo con el balón. La movilidad y acierto de la línea de tres mediapuntas Burgui-Moi-Victor, ayudada con el buen juego de espaldas y asociativo del croata Cop, generaban todo el peligro ofensivo que desbordaba a la defensa del Leganés, que tampoco era capaz de ser peligroso en defensa con Babin y sobre todo Amorebieta defendiendo con atino todo balón que se acercaba al área gijonesa. Era el momento de dulce para el Sporting cuando el árbitro señaló el final de la primera parte. Una ventaja de dos goles que hacía justicia a lo que se había visto en el terreno de juego.

        Sin embargo en la segunda parte el guión cambió por completo. El Leganés fue capaz de ir trenzando mejores combinaciones en ataque y el Sporting en lugar de asentarse con el balón y controlar los tiempos de partido manejando la posesión, siguió haciendo uso de ese juego directo y abierto que tan buen resultado le había dado en los 45 primeros minutos. Esto favoreció a los madrileños que, con la entrada de Darwin Machís y sobre todo de un excelente Omar Ramos, empezaron a acercarse con mucho peligro por fuera al área del Sporting. Así fue como llegó el primer gol, en una jugada con mucho espacio para el Lega, donde las marcas estaban muy justas, Omar terminó encontrando en el lateral del área al lateral izquierdo, Diego Rico, que generó y aprovechó ese espacio para batir a Cuéllar. Es en este punto en el que uno se da cuenta que el 4-2-3-1 al que nos tiene acostumbrados el Pitu Abelardo desde que cogió las riendas del equipo, a caballo entre su otro sistema fetiche, el 4-4-2, funciona muy bien para producir ventajas en ataque y tener un caudal ofensivo mucho mayor que en la temporada pasada. Sin embargo en la segunda parte había muchos metros entre los hombres de banda y los laterales, lo que propició que las subidas de Rico y de Víctor Díaz, acompañados de dos jugadores frescos y eléctricos como Omar Ramos y Machís, hicieran mucho daño a la defensa rojiblanca, que no llegaba a tiempo a las coberturas y que dejaba muchos espacios para los extremos pepineros. Abelardo se dio cuenta de esta circunstancia y decidió dar entrada a Viguera en lugar de Burgui. Así el Sporting pasaba a un 4-4-2 más puro, con sus bandas mucho más cerca de los laterales y ayudando al conjunto gijonés mostrarse más sólido como bloque, dando entrada más tarde a Lora por banda derecha para jugar con un doble lateral, al más puro estilo Unai Emery. Esto no eximió a los sportinguistas de sufrir, y es que la dinámica del partido ya llevaba a eso, un Leganés volcado ante un Sporting que se había encerrado atrás con el objetivo de mantener la victoria en casa.

        Al final lo consiguieron. Los tres puntos se quedaron en El Molinón y dejan al Sporting tercero con siete puntos de nueve posibles. Pero este partido nos dejó ver cómo hay ciertas cosas que el conjunto gijonés debe mejorar si no quiere sufrir jornada tras jornada para sumar puntos. Ya pasó algo parecido en la primera jornada en casa ante el Athletic. Y es que Abelardo debe entender que su plan inicial es perfecto, sus cuatro hombres de ataque pueden dar muchas alegrías a la parroquia sportinguista, pero con el resultado a favor y los rivales buscando el área rival con más ahínco el Sporting necesita oxígeno. Debe recorrer menos metros en transición y vasculación defensiva, o pasarán muchos apuros como en la mañana de hoy. El 4-4-2 cuando el rival te hace más daño por fuera o probar con un trivote en el medio del campo con Rachid o Xavi Torres como revulsivos cuando su juego se base en moverse por dentro, obligándoles a salir a banda, son las soluciones que puede manejar el técnico gijonés para tratar de controlar más los partidos en el tramo final y mostrarse más sólidos atrás para no pasar apuros cuando estén con ventaja en el marcador.

sábado, 10 de septiembre de 2016

El City Silva, pero no baila

           

            El nuevo proyecto de Pep Guardiola en tierras inglesas tenía por delante en la tarde de hoy su desafío más importante hasta la fecha, de todos aquellos grandes partidos que vendrán. No solo se enfrentaba a Mou, ni tampoco al otro favorito para alzarse con la Premier según los analistas, sino que se trataba de un derby de Manchester y a domicilio. El partido nos deparó un ritmo muy elevado, algo no habitual en los equipos del de Santpedor pero que por el momento su juego esta siendo muy "inglés". Muchos detalles tácticos como se cabría esperar en un duelo entre los dos entrenadores más reputados de los últimos años, ambos en busca de volver a reinar en Europa. El Manchester City salió con un planteamiento ya habitual, Fernandinho cubriendo las espaldas de los dos hombres más destacados hoy en Old Trafford, De Bruyne y Silva, y esto no es casual. La labor del brasileño por detrás como único mediocentro puro y los apoyos de los laterales que en salida ocupan casi posiciones de interior, dejan mucha libertad de movimientos a los dos jugadores más dotados del equipo cuando tienen el balón en los pies. El equipo bailó al son de Silva y firmó una primera parte espectacular, donde solo un error de Claudio Bravo, estorbado por su compañero Stones, a la salida de una falta lateral permitió a los red devils mantener vivo un encuentro que en la segunda parte sería aún más frenético, algo que a Guardiola no le gusta en general, y menos a cualquier otro técnico cuando va por delante en el marcador.

           Este Manchester City está desplegando un fútbol de alto nivel, y es que ofensivamente todos sus hombres se encuentran en un momento de forma dulce; Silva, Sterling, Nolito, De Bruyne, Agüero.. sin embargo le está costando mucho controlar los partidos y ser capaces de cerrarlos con solvencia. Esta verticalidad ofensiva, a la que no nos tenía acostumbrados el bueno de Pep le está generando una gran producción anotadora, pero esto no significa que acabe sufriendo durante muchos minutos de los encuentros. Esto sucede sobre todo a partir de la hora de juego. En ese tramo los citizens deberían controlar la posesión de balón al más puro estilo Guardiola. Controlar el balón en la zona de la medular es clave para poder manejar los tempos del partido y que no te puedan dar un susto a la contra cuando vas por delante. Sin embargo hoy volvió a ocurrir. El City fue incapaz de controlar el balón y el ritmo del encuentro, el balón no les duraba lo suficiente y el ritmo aún era demasiado alto. Entonces el City dejó de bailar. Y Mourinho lo aprovechó. Comenzó a acumular hombres por dentro, ya en el descanso dio entrada a Ander Herrera, lo que permitió liberar a Pogba y a Fellaini, que se situó casi de segundo punta junto a Ibrahimovic para sacar tajada del potencial aéreo sobre la defensa citizen, con Otamendi como único estandarte en este aspecto. Esto dificultó mucho la fluidez en el juego del City, que según pasaban los minutos iba quitando delanteros para meter defensas, al contrario que el United, que cada vez acumulaba más gente en el área buscando el remate a través de balones largos y centros laterales, acabando con defensa de tres. Un guión de partido muy diferente al que se le suele atribuir a Guardiola y Mourinho, pero que derivó en un encuentro muy entretenido y con muchas alternativas.

          El City ha dado el primer golpe sobre la mesa en esta Premier League, mostrando que su poderío ofensivo es abrumador, pero contando también con debilidades atrás. Veremos si con la vuelta de Kompany y la llegada de Gündogan Pep consigue controlar más los partidos, acompañando a Fernandinho y ser más sólido en parcela defensiva, sobre todo en el plano aéreo. Por ahora es vulnerable, pero aun con ello sigue sin conocer otra cosa que la victoria desde el desembarco de Guardiola en Manchester.