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miércoles, 15 de febrero de 2017

Análisis del PSG - Barcelona en imágenes


    Mucho se ha podido decir y escribir desde la noche de ayer sobre la histórica caída del Barça en París. Casi 24 horas después del partido, podemos desmenuzar y analizar con más calma y en frío sobre los por qués de la derrota culé. Para poder asentar lo expuesto ayer en formato texto, hoy nos apoyaremos en un análisis táctico basado en las imágenes tomadas del propio partido, algo más visual e intuitivo para todos. Trataremos de desvelar las claves de un encuentro difícil de olvidar para cualquier aficionado al fútbol.

El dibujo táctico del Barcelona en fase defensiva fue un 4-4-2 en el cual las líneas estaban muy estiradas, por lo que al Paris Saint Germain le resultó fácil romper la presión azulgrana. Iniesta y Busquets jugaron demasiado en paralelo, dejando la espalda libre, espacio que aprovechó el conjunto galo para progresar con facilidad.



La mala posición defensiva, así como la ausencia de coberturas y equivocada toma de decisión de los jugadores del Barcelona dejó mucho espacio para Matuidi, Draxler o Di María.

Como muestra de todo lo comentado hasta ahora, vemos a Verratti sin ningún tipo de presión, y un Barcelona poco compacto, en el cual los jugadores dudan sobre qué hacer, a quién presionar y cómo, dejando la espalda libre. Rabiot lee muy bien la situación y abre una línea de pase que supera al centro del campo azulgrana.


Las dudas eran tales que, en una situación en la cual Messi debía apretar al central del Paris Saint Germain, es Iniesta el que de forma equivocada lo hace, dejando la puerta abierta para la progresión del equipo francés.

Otro ejemplo significativo de la mala lectura de juego de los delanteros y centrocampistas del Fútbol Club Barcelona; Iniesta abriendo línea de pase entre líneas.


Las jugadas del tercer y cuarto gol son significativas de la ineficaz presión barcelonista y la enorme cantidad de campo desocupada debido a la mala colocación de las piezas.


     Un jugador que se mostró muy peligroso y cuyos movimientos originaron grandes desequilibrios fue Blaise Matuidi, que cuajó una actuación totalmente redonda. El centrocampista francés supo leer de manera sobresaliente en qué zonas podía moverse para generar dudas en el conjunto culé.

     Vamos a mostrar una serie de imágenes que muestran su inteligencia a la hora de moverse en el terreno de juego.




En una posición adelantada, entre André Gomes y Sergio Busquets, Matuidi lee muy bien la situación en la cual habilitar un espacio para que su compañero Rabiot pueda recibir para luego realizar un movimiento hacia adelante que le deja en franca ventaja a la hora de recibir el balón a espaldas de la línea de presión.


Posicionamiento adelantado de Matuidi que le permite generar una ocasión de peligro a través de sus movimientos verticales hacia delante, ante los problemas del doble pivote azulgrana.


Otra vez, movimiento vertical que genera una oportunidad de gol para el Paris Saint Germain.


     Problemas del Fútbol Club Barcelona en ataque debido al sistema defensivo del Paris Saint Germain.
El Barcelona apenas inquietó entre líneas, ni generó estructuras triangulares, ante un equipo francés que no necesitó mirar hacia atrás para prevenir los posibles huecos dejados en la presión.

Además, el Paris Saint Germain orientó de forma muy eficaz el juego hacia las bandas, creando estructuras que impedían el juego entre líneas, y que se mostraban muy juntas, basando su juego defensivo en un sistema de ayudas muy bien coordinado y junto.




     Enésima lección táctica de un Unai Emery que llegaba levemente criticado desde tierras galas, aunque con el rendimiento inmediato del que denominan 'el mejor fichaje del mercado de invierno en la historia de Francia', Julian Draxler, ha comenzado a coger el vuelo en Ligue 1 y le permite lavar ciertamente su imagen de cara a su afición. Ahora, la larga sombra de Blanc por los títulos obtenidos y el dominio de los campeonatos franceses en los últimos dos años es muy larga, pero Emery ahora tiene todo el crédito, merecidamente, para poder seguir adelante con su proyecto. Un gran planificador de eliminatorias a doble partido, por lo cual se le dio el cargo, para dar un paso adelante en la máxima competición continental, que ha analizado y desmenuzado las debilidades de un Barça bastante irregular esta temporada y que deja muy tocado a un Luis Enrique que no dará por perdida la eliminatoria hasta que no finalice la vuelta en el Camp Nou, a pesar de tratarse casi de un imposible.



martes, 14 de febrero de 2017

San Valentín en París
























     San Valentín y en París. Sin embargo el PSG de Emery no le iba a dar un partido fácil como regalo. El encuentro comenzó con mucho ritmo y con un Parque de los Príncipes jaleando cada acción del partido, recordando a las noches de Champions en tierras turcas. Pasaban únicamente cinco minutos y parecía que llevábamos ya una hora de partido. Un ritmo altísimo, presión alta en ambos conjuntos y mucha intensidad, sobre todo por parte de los parisinos, que dejaban ver lo que estaba en juego. El vasco conoce bien el juego y los mecanismos del Barça y de Luis Enrique, por eso le planteó el partido que más le incomoda a los culés, presión muy alta, defensa adelantada y una muy alta intensidad para recuperar balones lo más arriba posible. Este tipo de juego implica un elevado coste en el apartado físico, ningún equipo puede mantener esa intensidad durante muchos minutos, pero si te sale bien, puedes ir dosificando a medida que el resultado te vaya favoreciendo y realizar una presión más moderada. Y precisamente fue lo que pasó, como pudimos ir viendo a lo largo del encuentro.

     Tácticamente la primera parte fue mucho más deliciosa que la segunda, donde el resultado marcaba las necesidades y estilos de ambos equipos. Durante los primeros 25 minutos los dos conjuntos mostraban un estilo de juego semejante. Presión arriba y defensa adelantada, intentando sacar el balón jugado y dejando a un lado los balones largos. Apenas se jugaba el balón por alto a través de cambios de juego, ya que los pocos intentos de balones a la espalda de las defensas fueron infructuosos para ambos, siendo muy fáciles de cortar. La presión sobre la MSN e Iniesta dejó estéril a un Barça que fue incapaz de generar peligro hasta una llegada de André Gomes, que con sus incursiones y las de Sergi Roberto generaban unos problemas en la marca por el costado izquierdo del PSG, provocando unos desequilibrios que acercaron al empate en las botas del portugués. Con el origen del juego por el costado izquierdo, como suele ser habitual, con un Neymar participativo, con superioridad sobre Meunier, pero con poco acierto ya que las ayudas parisinas en la presión impedían la fluidez en el juego culé. Sin embargo estas subidas del carril diestro del Barça también generaban un desequilibrio que aprovechaba sobre todo Matuidi con sus llegadas desde segunda línea, dejando atrás a un André Gomes poco participativo en esas tareas defensivas. A partir de la media hora de encuentro el PSG comenzó a contemporizar más el tiempo de partido, retrasó levemente las líneas y realizó la presión solamente en momentos clave, cuando el Barça más podía sufrir en salida. Así se produjo el robo que acabó en el 2-0 de Draxler. El alemán volvió loco con su clase a un Sergi Roberto desbordado, sin embargo su gol llegó por el perfil zurdo de la defensa catalana, muestra de la versatilidad y los movimientos de los extremos parisinos, aunque Di María estuvo mucho menos participativo que el germano. La buena presión del PSG a través de un descomunal Rabiot, que según pasaban los minutos iba agrandando su actuación, sobre Messi, que se encontraba en su propio campo ofreciendo apoyo para dar fluidez a la salida de balón culé.

     En la segunda parte el encuentro se volvió más de cara para los parisinos, que aprovecharon la ventaja que tenían en el marcador para jugar con las necesidades del Barcelona, mucho más volcado en ataque en busca de un gol que le diese vida en la eliminatoria. Emery controló bien esta situación, retrasando unos metros las líneas del equipo en campo propio, permitiendo al Barça salir con más facilidad que en la primera parte pero con una intensidad aún alta, con numerosos apoyos y cuidando mucho el no dejar espacios a las subidas de Alba y Sergi Roberto. Con Suárez e Iniesta completamente anulados con un omnipresente Rabiot y el oficio de un joven Kimpembe, más característica de un veterano, el Barcelona fue incapaz de encontrar una sola fisura en defensa. Mientras, el técnico vasco daba entrada a Lucas para acabar de aprovechar las contras y la verticalidad de un equipo que puede optar por cualquiera de las dos vías para hacer daño al rival en ataque. El brasileño entraba por un Di María que fue letal con dos goles, aunque la mayor parte del caudal ofensivo pasaba por Matuidi y, sobre todo, Draxler. Con el 3-0 en el marcador y el partido totalmente controlado por parte de Emery, el Barça lo intentó aunque no con demasiado acierto, mientras el PSG, en un estado de euforia, consiguió el cuarto gol en una acción de delantero puro de un Cavani en forma que dejaba totalmente hundido al equipo de Luis Enrique. 

     Los culés intentaron conseguir un gol vital de cara al partido de vuelta hasta el último minuto, llegando a encontrar la madera en un remate de cabeza de Umtiti. Sin embargo el partido llegó a su final con ese contundente - y merecido - resultado en el marcador. El PSG superó en todo al Barcelona, dominó el encuentro a su antojo y supo cómo minimizar su impacto en el partido y exprimir al máximo el daño en ataque. Difícil papeleta para Luis Enrique y los suyos dentro de tres semanas en el Camp Nou, deben marcar cuatro goles sin encajar ni uno, todo para forzar la prórroga. Veremos cómo están las esperanzas de remontada de los aficionados y del equipo para ese partido de vuelta, pero este resultado deja muy tocado a un Barça que ya venía jugando de manera irregular, señalado sobre todo a las bajas de Busquets  e Iniesta, aunque hoy ambos estaban presentes. Mientras un Emery bastante discutido en Francia, por la alargada sombra de la cantidad de títulos ganados por Blanc los dos últimos años, sale muy reforzado de una situación que le favorece mucho. Solo un desastre parisino o una exhibición culé darán la vuelta a una eliminatoria casi decantada, la que posiblemente deje muy tocado a cualquiera de los dos técnicos por el transcurso de la misma.

domingo, 12 de febrero de 2017

Miedo al barranco




     Leganés y Sporting jugaron esta tarde en Butarque un partido trascendental en la lucha por la permanencia, marcado seguramente el transcurso del encuentro por esta tesitura. En una primera parte muy soporífera, marcada más por los errores en elaboración y también en finalización de las jugadas, solo es destacable un remate de cabeza de Alberto Bueno que acabó fuera. El Sporting tuvo más posesión, aunque ésta fuera estéril, ya que apenas le permitió pisar el área pepinera. Ambos conjuntos se mostraron muy cautos en el juego, quizás guiados por el miedo de tener el partido a contracorriente ante una posible derrota que sería trascendental para cualquiera de los dos equipos. Aun así, al Sporting le valía el empate en lo que a gol average se refería, ya que ante un posible empate a puntos con los madrileños a final de temporada los asturianos estarían por encima por los resultados particulares entre ambos conjuntos, con todo ello el Leganés seguiría a cinco puntos, lo que sería poco beneficioso para los intereses del equipo dirigido por Rubi. El juego se basaba en centros desde los costados, con tímidas incorporaciones de los laterales, pero fáciles para las defensas. En el Sporting además intentando aprovechar la estatura de su nuevo delantero centro, Lacina Traoré, el jugador más alto de la Liga tras su llegada a España. Prácticamente nulo el trabajo que tuvieron ambos porteros, aun así, Pichu Cuéllar dejó señas una vez más de inseguridad en algunas salidas y decisiones que, si bien no terminaron de ser contraproducentes para los gijoneses, denotan la dinámica de inseguridad que está teniendo en una de sus temporadas más irregulares de los últimos años.

      En la segunda parte todo siguió un guión similar, aunque con dos equipos más atrevidos y un juego más fluido que en la primera mitad, pero con muchas interrupciones por faltas y errores en elaboración por parte de ambos equipos. Los primeros minutos fueron para el Leganés, que consiguió estirar las líneas sportinguistas y dar más sensación de peligro, pero los minutos transcurrían sin ocasiones claras para ningún equipo. Fue ya en el minuto 66 cuando un inesperado goleador entró en escena. Roberto Canella adelantó a los gijoneses en un saque de córner de Burgui directamente raso hacia la frontal del área para el poleso, con la ayuda de Herrerín, que estuvo poco acertado en esa situación, prácticamente la primera parada que tenía que realizar en el encuentro. Desde ese momento el fútbol acabó. Muchas interrupciones, tarjetas y nerviosismo. El Leganés era un quiero y no puedo, mientras el Sporting dormía el partido a sus anchas, parando mucho el juego y con muchas jugadas tirando de la picardía jugando con los nervios de los rivales, cargándose así el partido de tarjetas. Con los minutos avanzando hacia el final del encuentro, el Sporting veía como una mina de oro el devenir del encuentro. Un Leganés incapaz de  generar peligro y entrando en el juego de los gijoneses, los gijoneses estaban cómodos ante esta situación, esperando poder aprovechar una contra para rematar el encuentro o aguantar las desordenadas llegadas de los madrileños. Finalmente ocurrió lo mejor que podía esperar el Sporting, acabar aprovechando lo adelantada que estaba la línea pepinera para que Burgui, con pocos minutos en el campo y mucho más fresco que Bustinza, encarase la portería de Herrerín y definiese al palo largo lo que suponían tres puntos vitales para la villa de Gijón.

     No fue un gran partido de fútbol como tal, más próximo a uno de final de temporada con todo en juego que uno de febrero, pero con ambos equipos sabiendo lo que había en juego, el miedo y los nervios se apoderaron de ambos conjuntos en cada una de las partes del encuentro. Esta vez le salió de cara al Sporting, que se coloca a dos puntos del Leganés, que marca la salvación, y a tres del Deportivo (con un partido menos), con el gol average a favor frente a los madrileños, algo que puede ser muy importante a final de temporada. Sensaciones nulas y de impotencia de ambos equipos, aun con ello el Sporting da un paso adelante hacia la lucha por la permanencia.

sábado, 11 de febrero de 2017

Mané, bienvenido.




     De sobra es sabido que el ritmo de la Premier es otro. Más juego directo, más verticalidad y un estilo de juego mucho más vertiginoso que en otras ligas centroeuropeas y occidentales. Sin embargo el Tottenham de Pochettino se caracteriza más por un juego asociativo, sin renunciar a la verticalidad, pero primando el criterio y el juego con el balón por bajo. La versatilidad de su línea ofensiva de tres por detrás de un hombre clave como Kane, formada por Son, Dele Alli y Eriksen, de izquierda a derecha, dan un nivel de juego que permite a los londinenses ser segundos siguiendo la estela del descomunal Chelsea de Conte y finalizar terceros la campaña pasada. Es, sin duda, uno de los equipos más atractivos a los que seguir en la Premier League, coincidiendo además con la regularidad de hombres clave como Son y Eriksen y el paso adelante de nuevas figuras que ganan peso en el vestuario y en el juego de los del norte de Londres, como Dele Alli o Eric Dier. Un equipo compacto y equilibrado que aspira a pelear hasta final de temporada por acabar en lo más alto, como la temporada anterior, siempre y cuando el ritmo del Chelsea se vea reducido. Sin embargo en la tarde de hoy, en un importante partido en Anfield, el equipo se ha mostrado carente de imaginación arriba. Su línea de tres cuartos no fue capaz de generar peligro y Harry Kane estuvo poco participativo. Todo quizás generado por el tempranero doblete de un excepcional Sadio Mané, que dejó tocado a unos Spurs que no supieron reaccionar a la avalancha de fútbol vertical de los Reds.

     Klopp sabía que anulando a sus rivales a unos metros del área tendría mucho terreno ganado en el aspecto defensivo. Y los dos goles del senegalés, recién llegado de la Copa de África, le allanaban aún más el camino, ya que solo tendrían que esperar, sin la necesidad de tener que marcar o arriesgarse en tareas ofensivas. El Liverpool dejó tocar el balón todo lo que quisiera al Tottenham, siempre y cuando tuviera en balón cerca de la medular. Con las líneas bastante juntas, los Spurs tenían que acabar optando por jugadas rápidas a través de las bandas con las subidas de sus laterales o con balones largos a la espalda, ambas situaciones en las que los Reds tenían todas las de ganar, y así lo sabían.

     A partir de esos dos goles, el guión de partido fue ese. Un Tottenham dominador de la pelota, pero no del encuentro. A penas tuvo ocasiones claras para acercarse en el marcador. Únicamente en la primera media hora, cuando el Liverpool aún seguía atacando de manera muy directa, lo que propiciaba más errores y más opciones de réplica a los Spurs, pero de manera totalmente infructuosa, ante la discreta actuación de hombres como Eriksen o Dele Alli. Poca productividad ofensiva del equipo de Pochettino, quizás uno de los partidos más flojos en ese sentido de la temporada, mientras el Liverpool, con la renta del doblete de su hombre más en forma este año, posiblemente el hombre más peligroso del perfil diestro de esta Premier, fue aguantando las estériles llegadas de los londinenses y fue dejando pasar el tiempo de un partido que se quedó prácticamente sentenciado en apenas media hora de encuentro. Lo que tardó el Liverpool en ponerse dos goles por delante y empezar a manejar bien el juego del Tottenham. Un partido que controló perfectamente sin necesidad de tener la posesión. Recupera su mejor versión un Liverpool que estaba dejando muchas dudas en las últimas semanas de la mano de su hombre franquicia. Cómo te echaban de menos por Anfield, Mané.

Dos planes para un Barça imparable


     Hoy el Barcelona ha tenido posiblemente el partido más plácido de la temporada. No porque el resultado sea el más abultado en Liga esta temporada, sino por el planteamiento del rival. Lo cierto es que la idea de Pellegrino era muy buena, y a punto estuvo de hacer que el curso del partido fuese otro. El Alavés se presentó en Mendizorroza con algunas rotaciones en la delantera respecto al equipo habitual, algo que pudo dificultar las opciones en ataque del conjunto de Álava. El entrenador argentino trazó un plan que pasaba por el repliegue en defensa y por el contraataque como arma ofensiva. En los primeros minutos el Alavés fue capaz de contener a un Barça dominante que, sin una presión adelantada, se sintió cómodo y liberado para poder jugar el balón en defensa y mediocampo sin demasiado problema. Si bien la semana pasada destacábamos ante el Athletic las dificultades en salida que estaban mostrando los culés, agravado sobre todo por la ausencia de Sergio Busquets, hoy, a pesar de la vuelta del sabadellense, parecía que la salida de balón del Barcelona podría volver a mostrar dificultades con las ausencias de Piqué y Mascherano y con Aleix y Digne en los laterales en lugar de Sergi Roberto y Jordi Alba. Sin embargo el Alavés no aprovechó esta situación, su plan era otro. Y a punto estuvo de hacer que estas líneas fuesen inservibles, siempre que Theo Hernández hubiera culminado su gran conducción a la contra poniendo el 1-0 en el marcador. Los vascos dependían en buena medida de contener a la MSN y aguantar el 0-0 lo máximo posible para luego poder aprovechar algunas de las ocasiones que pudieran tener como esa del lateral cedido por el Atlético. Pero el Barcelona fue capaz de encontrar espacios y acabar adelantándose, lo que complicó la labor de un Alavés que con el paso de los minutos vio como se iba alejando cada vez más del partido.

     El Barça podía dominar el partido a sus anchas. Movía el balón por campo rival sin apenas oposición y con la profundidad sobre todo de Aleix Vidal por banda derecha, que daba amplitud y forzaba a abrir la defensa vasca, y la elevada participación de Neymar en la elaboración por banda izquierda, donde se encontraba en multitud de ocasiones con Messi y Suárez, los catalanes fueron capaces de acechar el área de Pacheco con cierta facilidad.

     Con este panorama y un 0-2 al descanso Pellegrino decidió cambiar por completo su plan. Pasó a defensa de cinco atrás y adelantó radicalmente sus líneas para empezar a presionar desde la delantera. No sabemos qué hubiera pasado si el Alavés hubiese empezado desde el primer minuto con ese plan, ya que el Barsa es más proclive a sufrir ante equipos que le plantean ese tipo de partido. Pero con el marcador en contra y un Barcelona ya más tranquilo y cómodo, pudo superar su presión y fue capaz de seguir aumentando su ventaja en unos diez minutos arrolladores donde pasó por encima del conjunto de Vitoria.

     Hoy el Barça estuvo intratable en un encuentro en el que se le permitió dirigir y dominar la pelota a su antojo. En ese plan los de Luis Enrique tienen todo a su favor para lograr la victoria, pudiendo realizar el partido más cómodo de la temporada en liga.

sábado, 4 de febrero de 2017

Salir sin Busquets.




     El FC Barcelona consiguió dormir un partido tras colocarse con dos goles de ventaja en los últimos minutos del primer tiempo. Una primera mitad donde el Athletic puso en problemas en más de una ocasión al conjunto blaugrana, más precipitado por los errores en salida de la defensa culé ante la elevada presión de los vizcaínos. El plan de Valverde pasaba por complicar a los primeros hombres del Barcelona la circulación de balón, recurriendo para ello a una presión muy intensa de todos sus hombres de ataque, sacrificando más su segunda línea. A pesar de la siempre presente ayuda de Ter Stegen, correcto en juego de pies pero salvador con un par de paradas decisivas, tanto los centrales del Barça como sobre todo Mathieu por banda izquierda cometieron numerosos errores. Ceñidos a su identidad de juego, los catalanes no renunciaron a intentarlo una y otra vez, a veces de manera brillante, no sin soportar un elevado riesgo, pero con algunos errores importantes que daban vida a un Athletic falto de acierto. Y es que el partido tomó unos derroteros gracias a la efectividad. En una de las pocas llegadas blaugranas, llegó el primer gol de Alcácer en Liga con la camiseta del Barcelona, con un remate de '9' puro. Cercano al descanso llegó un nuevo gol de falta de Leo Messi con un blando Iraizoz. Poco más de cara a puerta hizo un Barça que con esa efectividad prácticamente decidió el encuentro. El Athletic sobre todo en botas de Raúl García y Williams, muy activo en la delantera vasca, pudo dar otro sentido al encuentro.

     Sin embargo el Athletic en jugada, por sí mismo, no dio demasiados quebraderos de cabeza a la zaga blaugrana. Es por esto que el peligro del conjunto vizcaíno venía más propiciado por errores culés que por propio trabajo rojiblanco. Algo totalmente evitable pero que haría ir en contra de su identidad de juego. La cuestión no es si el Barça debe jugarse menos el tipo y recurrir más al balón largo o aumentar la amplitud del equipo para poder tener el recurso de salir más por banda. La cuestión es que el Barcelona así alcanzó el éxito, y tiene hombres capacitados para poder efectuar con éxito este modelo de juego. Siempre con presencia de riesgo, jugar así te permite separar más las líneas rivales y ayudar a la fluidez en mediocampo, además de ser el encargado de elaborar las jugadas desde atrás a través de la posesión. El problema está en que estos jugadores hoy no estaban sobre el campo. Si bien es cierto que Iniesta es el cerebro, el que marca los tiempos y es el encargado de llevar arriba la jugada, el hombre clave para que el balón salga desde la defensa y llegué a hombres como el manchego, o el propio Messi, es Sergio Busquets. Posiblemente hoy día sea el mejor futbolista en esta faceta en el panorama mundial, no descubrimos nada nuevo, pero hoy el sustituto en esta labor era André Gomes. El portugués tiene criterio y sabe marcar los tiempos en el juego, pero hoy no llegaba a bajar los suficientes metros para ayudar en la salida de balón como lo podría hacer el de Sabadell. Si el Barcelona sigue sin dar solución a este problema cuando Sergio se ausente, seguirá sufriendo ante los rivales que le propongan este tipo de presión. No hay que encontrar al nuevo Busquets, pero hay que conseguir que el futbolista que ocupe su posición sea capaz de ayudar más a sus centrales que en los últimos encuentros. El Barcelona pudo sufrir más de la cuenta hoy, pero ya lleva varias jornadas pagando por esto. Con Busquets todo funciona perfectamente, para cuando él falte, habrá que replantearse cosas. Cómo salir, o quién se encargue de ello. Ahora, con su vuelta, todo será más fácil.