El reflejo de la ilusión.

La televisión se apaga. La luz proyecta las miradas que segundos antes había permanecido absortas a raíz de los acontecimientos. Miradas cansadas, que evidencian el paso del tiempo, la experiencia de otras épocas vividas, de momentos históricos grabados en ellas. Miradas nerviosas, agitadas por incesantes emociones. Miradas confusas, miradas que todavía no han procesado aquello que han visto, miradas llorosas, miradas ingenuas. Cada una de ellas esconde una historia, un baño en el mar a la luz de la luna, cientos, o quizás ninguno. Pero todas se mueven igual, al son de lo incontrolable, de lo espontáneo, de lo genuino y especial. Del fútbol, en definitiva.

La Copa de Europa es siempre especial, y por especial, única. Y es única por su descorazonadora dureza, y por la magia que su melodía transmite. Parece delicada, suave, pero no es así. Esta semana, tanto Real Madrid como Barcelona afrontan las consecuencias de la naturaleza de esta copa. Ambos equipos tienen un duro partido de vuelta, sus opciones de estar en Londres el próximo 25 de Mayo son prácticamente nulas. El fútbol nos demuestra día a día, partido a partido, que nada en este juego es imposible. Las opciones son pocas, pero son. No busquen a la épica, ésta nunca existió. Fue un mito instaurado para generar esperanza y convencimiento, pero nada más. Al fin y al cabo, las oportunidades se aprovechan o no. El fútbol dictará sentencia, las mentes humanas lo intentarán explicar, aunque nunca sacarán nada en claro. Lo único claro es que el juego es justo, y el juego marca lo que fue, lo que es y lo que será, sin ayuda de nada más. Sólo cabe apelar a la dictadura del balón, al poder mediante la calma, el movimiento armonioso del Barcelona. Al engaño y el paso de la calma a la tempestad del Real Madrid. Tanto Bayern de Munich como Borussia Dortmund fueron mejores que los equipos españoles en la ida, haciendo inevitable que se produjesen los resultados que se produjeron. Tan inevitable como ver reflejadas en la televisión esas miradas ensimismadas en un cuento tan maravilloso como imprevisible, que comparte derrotas y victorias, desesperanza e ilusión.

@CarlosGarcia09