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sábado, 26 de noviembre de 2016

Invicto e indeciso



     En anteriores artículos, hablando sobre el Oporto - Benfica, ya destacábamos la increíble racha del equipo lisboeta ante equipos portugueses - lleva desde febrero sin perder un partido contra un conjunto de su país - pero la cosa no se queda ahí, en lo que va de temporada, sumando los cinco partidos de Champions las águilas solo han perdido un encuentro en San Paolo ante el Napoli. Este miércoles afrontaba un difícil e importante encuentro en Estambul ante el Besiktas. Sin embargo con el 0-3 a favor en el marcador en el minuto 30 hacía creer que quizás la victoria no iba a ser tan complicada. Nada más lejos de la realidad. La relajación del conjunto dirigido por Rui Vitória se fue reflejando también en la disposición táctica, lo que ayudó al resurgimiento de un Besiktas guiado por la creatividad de Quaresma y la pasión del público del Vodafone Arena.

     Los portugueses comenzaron el partido con una disposición táctica en fase defensiva de      4-3-3 con una alta presión que empezaba con Franco Cervi, Mitroglou y Gonçalo Guedes mientras en la línea de tres más próxima Pizzi, el ex del Atleti, se descolgaba más que Fejsa y Salvio para romper las líneas interiores de pase en salida y obligar a salir por fuera a los turcos. Ya en la segunda parte, tras encajar un gol y reducirse su ventaja a dos tantos, el Benfica retrasa las líneas, cosa que fue haciendo con el paso de los minutos hasta el empate final, y comienza a defender con una línea de cuatro en el medio campo, con un   4-4-2 o 4-4-1-1 según la presión sobre la defensa otomana, con la única modificación de Rafa Silva que ocupaba el puesto de Cervi por el flanco izquierdo, con Salvio ahora escorado a la derecha y Pizzi en doble pivote junto a Fejsa.
El Besiktas cada vez llegaba más al área lisboeta, y mientras los lusos retrasasen aún más su línea más favorecían este hecho. La entrada de Samaris por Gonçalo Guedes, con vistas a reforzar el poderío aéreo en defensa, así lo fundamentaba. El Benfica comenzó a acumular hombres en torno a su propia área y replegándose para defender los balones aéreos que colgaban desde las bandas turcas buscando a Aboubakar. Fruto de esta relajación mental y también de la presión turca llega un penalti absurdo que metía por completo en el partido a los otomanos y a su afición. Con el estadio ya rugiendo y continuando con la dinámica de los últimos minutos, el Besiktas siguió asediando el área portuguesa que no hacía más que defender, con Mitroglou primero y con Jiménez después como único hombre adelantado, al que buscaban con balones largos imposibles que más bien eran despejes, lo que estaba por llegar se veía venir. Y tuvo que ser a raíz de una genialidad de Quaresma. Un lujo en forma de rabona que muy pocos tendrían las agallas, y la calidad claro, para hacerlo en esa situación de partido. Minuto 88, una caldera como estadio y una remontada en el horizonte como caldo de cultivo. Y a Ricardo se le ocurre eso. El lazo perfecto para una remontada merecida por el esfuerzo de los turcos y las facilidades que los portugueses otorgaron para que fuera posible. La relajación en lo anímico, y el progresivo cambio táctico en busca de tratar de aguantar una ventaja que era suficiente, terminó por ceder un punto que deja la última jornada del grupo C al rojo vivo. El Benfica seguirá prácticamente invicto, pero partidos como este pueden llevar a la indecisión.


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